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EL FIDEICOMISO COMO FIGURA DE TRANSPARENCIA PARA HACER CRECER TU NEGOCIO

En el actual mundo de los negocios la palabra inversión puede generar cierto ruido, en razón de las malas noticias que salen a la luz, tales como fraudes o simplemente resultados negativos donde no se recuperó lo invertido. Pero existe una figura mediante la cual se transparentan los negocios porque están libres de vicios y de mala fe, misma que viene a sanar las malas prácticas en los negocio, como lo es el “Fideicomiso”.

Un fideicomiso es un contrato mediante el cual una persona (física o moral) llamada fideicomitente transmite la titularidad o la propiedad de ciertos bienes o derechos a una institución fiduciaria (es la que recibe los bienes o derechos) para administrarlos y hacer crecer el patrimonio fideicomitido; es decir, el fideicomitente transmite los bienes a la Institución Fiduciaria, para que esta los administre, sin embargo, con los términos y condiciones que imponga el fideicomitente, a cambio, la institución recibe una comisión. Al final, las ganancias obtenidas serán para el fideicomisario que es la persona beneficiada, que bien puede ser el propio fideicomitente o un tercero.

Bajo esta misma tesitura, obtenemos que varias personas físicas o morales pueden unir sus recursos, bienes o derechos, para participar en un negocio, todo esto sin necesidad de que se asocien si no lo desean, transmitiendo esos bienes a una institución fiduciaria, para que esta administre el negocio y consiga créditos a través de este fideicomiso. Esto no quiere decir que los participantes ya no vayan a colaborar en el negocio, porque bien pueden hacerlo, estipulándolo en ciertas cláusulas del contrato de fideicomiso, lo que no pueden hacer es administrar esos bienes que otorgaron. Con la finalidad de que la Institución fiduciaria realice todas las operaciones y reparta las utilidades a los participantes si así se estipuló, que estos serían los beneficiarios; al mismo tiempo, cuando se cumplan los resultados o bien el plazo del fideicomiso la institución tiene la obligación de devolver los bienes a los dueños.

Pongamos un ejemplo, varios empresarios dedicados a la construcción de viviendas, tienen en mente construir un fraccionamiento, pero no tienen el suficiente dinero para hacerlo, ni tampoco desean ser socios en ese negocio. Los empresarios “A”, tienen el terreno, sin embargo, no tienen dinero; los empresarios “B” tienen dinero, pero no el suficiente para comprar terreno para construir; los empresarios “C” tiene la maquinaria necesaria para construir, pero no tienen lo demás que se necesita; por lo que optan por celebrar un fideicomiso para construir ese fraccionamiento, y que la institución fiduciaria administre el negocio, ya que se intenta evitar desacuerdos, al final con la venta de las viviendas se van a distribuir las utilidades en proporción a lo pactado en el fideicomiso, evitando diversos conflictos, ya que la Institución transparenta el manejo de los recursos.

Además, los fideicomisos tienen diversos beneficios como estímulos fiscales si es para la inversión de bienes inmuebles, como diferir el impuesto sobre la renta “ISR”. Asimismo, un fideicomiso es inembargable e imprescriptible, por lo que queda resguardado de acreedores. Por otro lado, existe el secreto fiduciario, el cual consiste en la confidencialidad respecto al patrimonio y partes que lo conforman.

También es importante señalar, que solo pueden ser Instituciones Fiduciarias las expresamente utilizadas por la ley, las cuales en su mayoría suelen ser Bancos.

Si tienes alguna duda, sobre las diversas formas de constituir un fideicomiso y las reglas para redactar el contrato, acércate con un especialista en el tema, con gusto te atenderemos.

Referencias. –

  • Código de Comercio.
  • Sandoval Ballesteros Irma Erendida, transparencia en fideicomisos, mandatos y actos jurídicos análogos. Revista Instituto de Investigaciones jurídicas de la UNAM.

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